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Mostrando las entradas de mayo, 2020

LA HUIDA

Teja a teja cubriendo el techo del desierto perdido ahí sin rumbo ni deseo entre simples desaciertos, no volverás no volverás lo sé, antiguo canto del ser que llamabas vida y clamabas por sueños. Vago intergaláctico sin derechos eres tú sin miedos ni complicaciones  divisas las nadas que no te importan ni un sol que te abrazaba y daba vida o una lluvia que calmaba el ardor del día no eres nada ni nadie ni lo buscas eres reflejo de un vacío que no importa. Cada camino que tomas no tiene fin porque la ruta ya no existe para ti sin sueños ni ilusiones, no hay fracaso pero a su vez careces de gusto. Tu existencia ligada al dolor  a la sangre que escupes cada día estás cansado de todo y lo sabes ya no quieres apoyo ni poesía dejaste tu tinta, tu música, tu ser no se lo quedaron ellas, nadie lo tiene eres tú en tu hartazgo de respirar. Tomas tu última ruta si saber de la vida ¿qué te deparará?, no quieres ser escuchado  pero alzas tu voz ahogada entre los ruidos de tu silencio. Te doy casi o

INCONSILIABLE

Entre predicamentos y pasados confuso sin haber llegar a un lado desperdiciando el don que nunca tuvo vagaba el hombre vacío entretenido. Dudando de la correcta acción el camino que sigue el día de hoy confianza nula en el mundo exterior chasquido del tiempo se frenaron mientras sus crisis vuelven de nuevo. El descanso no es alivio a su ser solamente es el freno a la rutina que lo mantiene a salvo de él mismo de ese conflicto que lo destruirá de aquello que nadie escucha y que tampoco entenderán. Quemadas las cenizas de realidad no es más que corteza del mal bailan dentro de su mente su peso que alivia con su propio desinterés quisiera hallar una cura a esto pero el resultado es un bucle condenado por lo que él es.

VER EL AMANECER

Detrás de las penas canta el mirlo mientras yo marchaba a mi tumba carente de sonrisas y de amanecer llegaste de nuevo a mí en plenitud. Ayeres te conocen pero ahora te contemplan desconozco el origen de tu gran deidad la vida nos guiaba a esperar por turnos. Mi calmada noche que apagas esa llama llama que como ninguna otra cosa atesoré quédate en mí y hazme transformar  el tiempo que una vez viví en cenizas que se van con el azote del viento. Quiero ver el amanecer una vez más compartir lo último que queda de mí saber si el romance es lo correcto o debería cerrar ya todas mis brechas.