EL BAR

   Durmiendo tranquilamente en mi cama me haya por la segunda noche de la visita de la muerte misma, ligeramente soñoliento habría lentamente mis ojos, frente a mí se postraba sublime figura con la oscura noche como manto y el frío mismo como aliento, neblina rodeaba a esta imponente criatura, que me dijo:
    -Nuestro destino nos espera, ven conmigo.

  Tuve muchas dudas, quedándome quieto en el sitio, intentaba negarme, pero mi cuerpo no respondía, él seguía a dichosa maestra de la noche final hacia el destino que ella marcaba, pensaba que estaba muerto y era la hora de confrontar nuestro claro destino que debemos confrontar.
  -No estás muerto, sigues vivo, vienes conmigo porque así lo deseaste ayer, fue tu elección seguir con esto y no hay marcha atrás, así que por ello tu cuerpo obedece las reglas, aunque tu mente diga no a ello.

    Con esas palabras no me hizo sentir en nada mejor, pero al menos sabía que estaba vivo todavía, vaya, la verdad eso es algo hipócrita, más por lo que antes intentaba hacer, tal vez la idea de que estuviera muerto no es tan mala, después de todo no tiene sentido para mí seguir con vida. De pronto muchos lamentos llenos de odio y dolor recorrieron mi cuerpo, usando mi oído como su medio de entrada y mis conexiones nerviosas como su transporte, mis ojos veían la imagen de la joven de mi sueño anterior y después se desvanecía frente a mí, entonces llegamos a un callejón cercano a un bar, un sitio muy cutre al cual la muerte me hizo entrar.

  -No pidas nada de beber, ni intentes hablar con nadie, en este momento eres tú una clase de ente, que no pertenece a ningún mundo, sin embargo está observando este lugar, al cual te he traído para poderte mostrar, a otro ser confundido y que cometió errores como todo humano, no logro comprender el deseo de ustedes, eso de desahogar sus penas con bebidas embriagantes es algo muy insensato, pero este hombre estaba haciendo eso, intentaba olvidar algo, algo que no podía soportar, una de esas razones por lo que muchos no pueden seguir más, él se sentía horrible, la verdad su ciclo terminó tal cual debería de ser, pero su ser estaba demasiado devastado, él no se podía purificar, estaba demasiado arraigado a este mundo natural y quería seguir en él, pero el tiempo corrompía lo que le quedaba y se volvió un triste espíritu que pena de dolor y venganza, algún día quizás cure el propio dolor de su alma o tal vez eternamente vague por doquier, suele ir de bar en bar, buscando eso que le hizo de su vida un mal, cosa misma de la cual culpa su propia muerte, es otra muestra de la sucia humanidad, tanto quienes le hicieron eso en vida, como de él por dejarse consumir por el rencor. Espera unos minutos conmigo ya casi es la hora que él suele regresar y estamos en nuestra mejor oportunidad, un reloj del orden y otro más, marcan el tiempo final, tal vez su justicia hoy se cumpla o quizás algo malo vaya a pasar, no puedo saber el futuro, sólo sé el presente, los relojes de vida tienen un límite, pero a veces la gente los agota con tiempo de sobra, no puedo decir nada, porque serán más quejas por esta imprudente forma de actuar de ustedes los hombres.

    Se calló por mucho tiempo, incluso sólo hizo una seña después para indicar que iniciaba este acto, quizás para este ser era un espéctaculo, pero para mí era algo escalofriante, un extraño ser con heridas en el cuerpo rondaba atrás de una mujer, ella estaba sola sentada en la barra, parecía que esperaba algo, mientras tanto el ser le gritaba con odio y rabia, parecía que la quería matar pero no se atrevía a hacerlo, él vestía un traje como cualquier sujeto de una aburrida oficina, estaba desgastado y con agujeros, tenía sus zapatos manchados con un extraño líquido. Después de un rato de molestar a la mujer, dicho ente decidió sentarse y llorar sin razón, ella por su lado platicaba con un hombre que le ofreció una bebida.

    -Es nuestro hombre ese que está ahí, él es del que te hablaba, esa mujer era su esposa, si es que ella mereció ese título, tal vez era suyo cuando contrajeron nupcias, una verdadera farsa de su parte, él estaba enamorado de ella, la amaba de manera incondicional, se conocieron un día en un bar, se relacionaron y todo lo demás ya lo he contado. Siguiendo después de haberse casado, incluso antes, ella tenía y tenía amantes, es una terrible puta mentirosa, esas palabras pronunciaba él en su último día de vida, después de descubrir la verdad en su propia casa, despedido del trabajo y engañado por su mujer, que embarazada estaba, y aunque parezca mentira por la historia de ella, el hijo era de él, poco le importó eso, porque su ser se llenó de toda furia y con su bate que un día compró, con el que quería jugar con su futuro hijo, mató de a golpes a aquel hombre que con su mujer estaba, continuamente peleó con ella, pero no se atrevió a hacer nada, a pesar del dolor que sentía, no podía hacerle algo a ella, porque él la amaba o sentía que la amaba. Él de casa huyó con el cadáver en el auto, fue a las afueras y cavó, y  cavó, hasta que un gran hoyo creó, ahí el cuerpo muerto arrojó, llamó a casa y le dije que quería el divorcio para después de que su hijo nazca, no le importaba de quién fuera, él no iba a permitir que ella lo criará. Su siguiente destino fue este bar, el lugar donde ellos se conocieron, el lugar que podía simbolizar tanto, pero él también siempre fue muy ciego, era muy obvio que no debes confiar en una mujer que conoces en un bar, pero también ella tuvo mucha de la culpa, ella pudo evitar todo esto y hacer algo mejor, ya sea forma una verdadera relación o no hacer que un pobre hombre se llenase de toda ilusión; esa ya no importaba porque él ahogaba penas en alcohol, con un poco de su sueldo, con cuidado de no gastar todo, aunque tenía algo más por liquidación, su vida no podría volver a ser la misma, él no podría volver a confiar, aunque quién puede confiar de nuevo después de tantas mentiras por tantos años, algunos conocidos y vecinos ya le habían contado, él siempre negó todo y era porque confiaba en ella, era ciego y estúpido, era un humano. Entonces seguía tomando y tomando, cada sorbo de cada bebida, hasta que sintió que era demasiado, pagó la cuenta y se marchó, no podía conducir en su estado, pero no era necesario, cuando salió del bar un pleito entre pandillas estaba organizado, siendo él una víctima de fuego cruzado. Ella supo la noticia al día siguiente, él estaba muerto, despedido y lleno de odio, por agregar un poco, ella hizo después todo trámite continuo a su sepulcro y reclamo, recibió pésame por los familiares, recibió apoyo por sus suegros por aquel bebé que estaba por nacer, la mujer no tenía remedio, porque un año pasó de aquel suceso, su bebé nació muerto por culpa de unas complicaciones en el parto, sin tomar en cuenta que ella estaba infectada por cierta ETS, sin saber qué más hacer y quedando sus últimos aires de dinero que su difunto esposo había dejado, ella se tuvo que encontrar un trabajo, pero una mujer como ella no tiene reparos, porque sólo se quería dedicar a seducir hombres, tal y como hacía antes de la muerte de su "amado", lo que lla no sabía era que sus actos una terrible maldición había desatado, todo hombre que a ella lo acompañaba, él lo mataba de un infarto, ella huyó de miedo las primeras veces sin reparos, pero después de dos muertes, comenzó a realizar asaltos a estos cuerpos muertos y condenados, así ha estado un tiempo, pero ahora quiero que los sigamos, es el momento, hoy todos serán purificados.

   Los seguimos a la salida, cosa que nadie notaba, excepto que aquel ser me observó un momento y después volvió a perseguir a ella, salió junto a el hombre del bar, dicho ente se manifestó y él lo vió, transmitió todo su dolor y su odio mediante su cuerpo, era un lamento como el anterior pero más violento, yo estaba aterrado y quería cerrar mis ojos, la muerte me detuvo y me dijo que "no hay problema, no es el momento", aquel hombre sufrió un infarto violento y el fantasma le gritaba: "ESO TE PASA POR BUSCAR A MI ESPOSA". Él seguía pensando en ella, entonces ella comenzó a llorar y dijo.
  -Ya no lo aguanto más, prefiero morir a seguir con esto, todo es mi culpa, desde la muerte de aquel hombre, la de mi esposo y también la de mi hijo, yo tengo la culpa de haberle mentido, de haber causado todo esto, pero me hubiera gustado haber hablado ese día con él, o al siguiente tal vez, fue todo mi culpa y me duele que se fuera, fui tan tonta con mi vida, debí ser diferente, no debí perder al único hombre que me ha tratado bien, ya acábate vida, pero antes quisiera verlo de nuevo para decirle que lo siento tanto y que quisiera que me perdone.

   La muerte sacó dos relojes, uno lo puso sobre el hombre muerto y el otro lo llevó hacia la mujer, ella estaba enferma y menos tarde que temprano ella tenía que perecer.
 -Mujer, es tu momento, ha llegado la hora de acabar tu sufrimiento, cumpliré tu última petición, para dar a todas estas almas una completa purificación.

   La mujer tosió algo de sangre y después se desmayó, su cuerpo convulsionó un rato y entonces se levantó, separándose de su terrenal cuerpo y pudiendo notar nuestra presencia. Su difunto esposo se acercó a ella y le dio un abrazo, ella comenzó a decir lo siento, una y otra vez, a lo que él contestó, "no te disculpes, no es necesario, yo he estado cuidándote lo más que pude, pero no podía dejar que hicieses lo mismo de antes, ya no importa la que haya pasado, ambas estamos muertos y yo ya te he perdonado", ella y él se besaron, casi vomito en el acto, después ambos cuerpos se desvanecieron en un tono muy claro.

   -Ambos han sido purificados, él estaba arraigado a la vida por ella y ella sólo quería el perdón de él, fue un trabajo fácil, ahora se unirán al Universo, tal vez algún día sus seres se reúnan de nuevo y ella no cometa el mismo error esta vez, lo que suceda es incierto para mí, no logro comprender su odio o su perdón, pienso que nada es importante si no se hizo en la vida, pero para estoy yo, para arreglar aquellas almas que necesitan purificación.

   -¿Qué pasará con el otro hombre?
  -Hasta que has decidido hablar, eso es bueno, en cuanto a él, no tiene remordimientos o nada parecido, su alma es directa al fin de ciclo, es lo que marca el registro, si una persona muere, yo la debo detener hasta que no tenga muchos problemas, porque romperá el equilibrio si se me escapa alguno de ese tipo.

  Después la muerte me llevó de nuevo a mi casa y quedé dormido, desperté al día siguiente con un poco de dolor de cabeza y ahora las imágenes de las anteriores noches, a pesar de lo que sucedió, mi ser sólo conservaba aquel lamento del hombre cuando murió y aquel dolor de la mujer cuando vivió. 

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